10 de febrero de 2009

HILLYER H. SCHÜRJIN . ESCRITOR DE ENTREVIAS .



Nos pareció que era un hermoso aporte que ustedes tuvieran la oportunidad de saber un poco sobre este escritor argentino que logró emocionarnos con su obra.
La forma que se nos ocurrió para ello fue que nos contara el como había llegado a convertirse en escritor de teatro y cómo llego a crear esta maravillosa obra de teatro.
Los invito entonces a conocerlo…


Que lo impulso a escribir Teatro

En cuanto a cómo llegué a escribir Teatro, muy simple. Me recuerdo (7 años), como un gran fabulador. El problema está en que hasta ahora (75 años), no he dejado de serlo. Más o menos a los 30 años me pregunté -"¿Cómo podría aprovechar y de paso, curarme de ser tan fabulador?" No tardé en contestarme que, si observaba a la gente hasta en sus mínimos detalles y a las situaciones que iban creando en su entorno, más las que encontraban ya hechas en ese entorno y si no paraba de leer todo el Teatro del mundo y estudiar todas las teóricas desde los grandes (Diderot), hasta los menos grandes (Calmet), podría escribir obras de Teatro. Como no he dejado de observar a la gente, leer Teatro y meterme teóricas en el bocho, no dejo de escribir Teatro. Es un vicio como el whisky (es la bebida que amo). Ambos vicios, se parecen en todo. Pero no crean que puedo ser feliz solamente con el Teatro. Para serlo necesito a la poesía, a la música, a la pintura y a todas las disciplinas que ellas conllevan. Chicos: ¡Que soy un bicho complicado! Pero si queréis saber más, os digo que tengo dos enemigos terrribles: la depresión y la parca despielada.


Entrevías


“Entrevías”, crea de entrada, una situación límite. Creo que cuando, desde la primer escena queda planteada esa actitud, la tarea de desarrollar un entramado dramático es complicado, difícil y que pocas veces se logra. Esto, que en principio puede llegarse a pensar que se trata de un “reto”, no cae en semejante pedantería. La intención ha sido la de hurgar en una mujer y un hombre que no se conocen de nada, puestos a finalizar en la vida. Así surgían preguntas como ¿De qué hablarían? ¿Cómo sería el trato entre ambos? ¿Cuidarían detalles sociales que no se habrían de usar jamás? ¿Les sirvió la educación, tener conocimientos? ¿Les son válidos los recuerdos? Etc.… Allí sí, se abrían posibilidades dramáticas que en un momento, parecían no terminar nunca, pero además, se me ocurrió que era imprescindible utilizar la ironía y el humor: ¡Una ensalada contundente! Y un trabajo para la actriz, el actor y el director, que terminaría por dejarlos exhaustos…Y eso sí que es un “reto”.

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